jueves, 8 de marzo de 2012

Estos días circula por Internet un video llamado Kony 2012. Es fácil conocer la historia así que no me detendré en ella. Lo complicado con este vídeo parece no opinar sobre él, pues es tan polémico que daría para escribir libros sobre todos los temas que está sugiriendo, en concreto, sobre el tipo de acción política que propone.

Seré breve en esto que escribo, puesto que sólo quiero señalar algunas vías de reflexión que me surgen al respecto. Afortunadamente, si este vídeo queda aislado como acción política única, sin réplicas, no trascenderá. Lo preocupante – lo que temo – es que este vídeo o aquellos en los que se inspire comience a crear escuela. Y de que de un modo u otro los problemas que planteo pasen a ser parte de nuestro futuro político.

En primer lugar, quisiera dejar una cosa clara, algo importante y bastante repetido en los diferentes blogs de opinión que han hablado sobre Kony. Comparto con el vídeo la voluntad de perseguir a quienes violen los Derechos Humanos. Lo que me provoca rechazo no es el fin de este vídeo, sino los medios. Me refiero a una serie de características:

- Banalización del problema político: esta es una tendencia que no es nada nueva, pero por primera vez la veo de manera clara en una forma de acción política. Es la misma tendencia que nos lleva a medicar un dolor sin buscar sus causas internas, o a cambiar de un partido a otro cuando el problema es más profundo. Se nos presenta la solución al problema de Kony en forma de brazalete a un precio X, o bien en forma de una noche en blanco empapelando las ciudades del mundo. Aparentemente, la idea de que un problema político debe estar en la agenda pública para ser solucionado no es equivocada, si eso fuera tan sólo lo que pretende el vídeo, pero el tono general invita a pensar que realmente el problema en Uganda se solucionará gracias a lo que hagamos durante 2012. Sabemos ya, a estas alturas, que los problemas de un país no pueden solucionarse con una donación, apadrinando a un niño. Sabemos que los problemas con altos grados de violencia, y más cuando el cacique que nos presentan ni siquiera parece tener un programa político, son estructurales: y su solución es mucho más compleja, profunda y costosa que un día en la calle. A mi modo de ver este vídeo no nos presenta estos matices, y esto tiene que ver con otros temas que trataré a continuación.


- Infantilización de la política: la parte donde se nos explica como si fuéramos niños cuál es el problema resulta hasta insultante. Hay unos tipos malos, unos buenos, un right y un wrong. No planteo desde aquí que la moral o la ética no deban estar conectadas a la política, que lo están, queramos o no. Pero la reducción a puntos de vista tan infantiles nunca puede ser buena, pues da pie a la demagogia y al populismo: genera una cultura política de súbditos – aquellos que necesitan ser educados, guiados -, no de ciudadanos. El acercamiento de la política a la ciudadanía, en democracia es imprescindible, pero desde luego ésta no es la manera. Se debe hacer aumentando el grado de implicación, información e educación de la población, no masticando los problemas y presentándolos como un ejercicio sencillo de solidaridad. De no ser así, la puerta a que cada fuerza política demonice a sus enemigos e infantilice a sus seguidores está abierta. Y no creo que sea necesario hacer referencias a los riesgos que corre un mundo donde la justicia la impartan las masas ideologizadas.

- Comercialización de la política: resulta un poco espeluznante pensar en los carteles que la campaña contra Kony está movilizando. Son carteles con estética, y se plantea que su imagen sea tan visible como las estrellas de nuestra industria del espectáculo. Se pretende instalar a Kony en nuestro imaginario, aunque sea tan sólo por un año, e instalarlo no necesariamente con una apariencia dañina. Un póster, una pulsera, lo importante es que Kony no baje de nuestros ojos, que sea visible. Estas ideas no dejan de recordad al pop art, a invitarnos a hacer con Kony lo que se hizo con Mao, o lo que empieza a hacerse con Hitler.





Instalar a un demonio entre nosotros y hacerle perder sus raíces malignas. Colocar en nuestra vida un objeto kitsch que en su momento fue político. No dejo de pensar en qué puede pasar con estos objetos cuando el asunto Kony haya desaparecido. Si seguirán vendiéndose, si quedarán como objeto de culto, si alguna vez se le procesa y una de sus pulseras se vende en Amazon como recuerdo de este momento. Cuando un asunto dramático entra en las manos del mercado y las masas de consumidores suele perder su seriedad, y puede banalizarse hasta el punto de resultar cínico. No dejo de pensar en la controversia que generó la propuesta de convertir el Holocausto en cultura popular. Un campo de concentración de lego. Una pulsera para un criminal de guerra. Un pin para un asesino. Y esperemos que nadie gane dinero.

- El marketing político: acompañando a esto, varias tendencias del marketing se introducen en la política. Esta idea no es que pueda ser debatida, es que debe hacerlo, igual que toda conexión entre economía y política tiene que ser puesta en cuestión, desde las salidas de la crisis tecnócratas hasta el Facebook como espacio – comercial – para la acción política. Este vídeo tiene dos muestras evidentes. De un lado, lo que llevamos oyendo en los lemas de las marcas o los horóscopos del periódico. Frases originales y potentes que nadie puede – ni quiere, ni se atreve – a negar. Todos queremos arreglar el mundo. Todos queremos salvar a niños. Todos queremos cambiar las cosas. La introducción de este tipo de técnicas, donde se comienza con un lema que todos compartimos y de ahí se nos empuja a una acción discutible, es cuanto menos peligrosa y condenable. Es una de las bases de la manipulación, sea política y comercial. Es inaceptable

De otro lado, el kit del luchador por los Derechos Humanos parece sacado de una parodia. Un kit para el activismo, un kit para la revolución pacífica. Este kit parodia la lucha por los Derechos Humanos, la convierte en algo de lo que reírse. No se puede uniformar una lucha social, no se la puede convertir en un problema solucionable con una camiseta, una gorra y una pulsera. No se está simbolizando, se está simplificando. El discurso del vídeo convierte una estrategia –visibilizar – en una solución final, y eso es lo complicado, lo problemático de todo esto. No estoy seguro de si mi rechazo aquí es un simple rechazo a ciertas conductas de la sociedad de masas, pero desde luego es un rechazo bastante fuerte. Que alguien me de una pista, si la tiene, de por dónde van los tiros.

- Junk Politics: no dejamos de dar vueltas sobre el mismo tema, pero con diferentes aspectos. Este vídeo nos presenta una situación donde ya no sólo hace falta que el problema de Uganda, como ocurriera con Haití, ocupe nuestras portadas hasta ser solucionado. No es necesario que se visibilice a los niños hasta que la situación mejore, como se visibiliza a las mujeres hasta que se logre la igualdad. El vídeo nos plantea una situación donde tan sólo es necesario que este problema ocupe nuestra agenda hasta finales de 2012. Problema detectado, problema visibilizado, problema resuelto y a otra cosa. La película – la acción política – expira a finales de este mismo año. Personalmente considero muy duro, algo contra lo que luchar, que nuestra memoria política se esté construyendo en base a estas ideas. Es el primer paso para caer en las políticas que se construyen de elección en elección, olvidando todo el pasado, olvidando de dónde viene y adónde irá lo que nos ocupa. Me siento dentro de un mundo hiperactivo, quizá sea por la influencia de los hipervínculos, quizá por los ritmos vitales a los que estamos acostumbrados. Pero la producción industrial de la acción política no es ni viable ni deseable. No podemos construir nada serio ni sano así.

He intentando señalar algunos de los temas que son especialmente preocupantes en este vídeo. Os dejo, también, otros blogs que señalan a qué más nos enfrentamos. El colonialismo cristiano con el que se trata el tema, donde sólo el occidental solucionará los problemas del pobre chico negro es probablemente algo igual de preocupante que todo lo demás junto. La propia política de la Corte Penal Internacional, persiguiendo la violación de Derechos Humanos de manera territorialmente selectiva, es igual de problemática: no hay más que ver un mapa de dónde ha actuado, y de qué casos no han podido ser juzgados en su foro. Pero esos son temas que exceden mi tiempo y mis conocimientos, y a los que sólo me puedo acercar con ciertas intuiciones.

En cualquier caso, sin desperdicio de vídeo. A ver qué sale de ésta.

P.D.: os dejo un par de artículos sobre este polémico vídeo, en otras direcciones:

- Este cuestiona la ética económica de Invisible Children y denuncia su manipulación política, así como la postura discutible - apoyando intervenciones armadas de grupos que han sido acusados internacionalmente por sus métodos - que mantienen.

- Este profundizando sobre su actitud naïf de salvadores